Ocuparme de mis asuntos. Eso parecería tan fácil. Pospongo para después, pero eso nunca llega. No sé realmente por qué lo hago. Reconozco mis defectos, reconozco a cada demonio que tengo dentro. Hemos hablado y a menudo nos llevamos bien. La linea que divide lo correcto de lo incorrecto ya casi no la distingo. Cosas de las que jamás estaré orgullosa. Karma llega para todos y sigo pagando por todo lo que hice. Que difícil enderezarse y caminar derecho, es como si buscara arruinar todo. Sé exactamente que debería hacer para modificar mi vida, pero esta silla en la que estoy sentada es muy cómoda y esa será mi perdición. Pierdo tiempo que jamás recuperaré. Cada día me doy cuenta de eso, pero sigo igual, ¿habrá algo más triste que eso?. Lágrimas corren por mis ojos cada pesado día por distintos motivos que jamás superaré. Y tengo un lado que me dice que me aleje de todo, que me convierta en esa persona que siempre quise ser, que deje de adaptarme a lo que los demás quieren y sea simplemente yo. Aunque esa fuera la solución, habrá que pensar en otra cosa porque es imposible alejarme de lo único que conozco. Camino en el mundo como si supiera cada paso, tratando de ver donde puedo ayudar cuando en realidad yo soy la única que necesita una mano. Dejar de posponer, actuar ahora.