Pongamos algo en claro: Fui ciega y testaruda. Quise encajar dos piezas de dos rompecabezas distintos, y traté de amoldarme al tuyo, pero obviamente eso jamás funcionó. Y jamás hubiera sido capaz de dar ese paso tan terrible de alejarme de vos, porque a pesar de todo, nunca quise que eso terminara. Eras una dulce tortura, un día de buen humor, otro día haciéndome sentir que ya no me querías, otro día haciéndome sentir que ya no significaba nada. En el fondo creo que te divertias viendo como sufría porque no sentías lo mismo. Y si realmente lo hacías sin querer, bueno, bastante estúpido de tu parte entonces. Y ahora mismo soy tan feliz que mirando en retrospectiva veo que realmente no eramos el uno para el otro, que había algo más, que podía encontrar a alguien que no me hiciera dudar todo el tiempo. Alguien que no necesitara estar solo, o mejor dicho, que no necesitara estar sin mi para poder estar conmigo. Me culpo a mi misma por haber dejado pasar tanto tiempo, pero supongo que fue porque pensé que no había algo más, porque vos lo eras todo. TODO. Ahora ya no sos nada, o por lo menos eso es lo que me miento a mi misma. Jamás voy a poder sacarte de mi porque te quise tanto que solo me queda odio hacia vos, pero te deseo lo mejor supongo.
